Todas (y
esto soy yo claramente generalizando) queremos meternos en una relación “relajada” pero que
al mismo tiempo, el tipo con el que salimos este comprometido con nosotras. No
queremos conocer a los amigos, pero cuando llega el momento nos ponemos divinas
y nos volvemos las mujeres más simpáticas del mundo (no vaya a hacer que le
caigamos mal a su “parchesito”). Dios nos libre de conocer a su familia, pero
Ay! Donde no mencione su interés de que la conozcamos.
Nos gustan
porque cuando los mandamos a comer mierda, ellos nos mandan a comer mierda
también. Pero en el momento que muestran interés, nos aburrimos mortalmente. ¿Qué diablos le pasó a nuestra idea del “amor”?
Cada vez me parece más difícil encontrar
ese cuento de hadas del que hablan los padres, la sociedad y los medios. ¿Será
un problema generacional, o una gran mentira colectiva? Existen las
excepciones, claro, pero cada vez las veo más y más fantasmagóricas.
Hubo una
época en qué sinceramente, creí en que viviría ese ciego y perdurable amor que
siente mi madre por mi padre… llegué a obsesionarme con aquellos amores austeneanos, sobrevivientes de orgullos y prejuicios impermeables al tiempo y el espacio. Pero con cada decepción amorosa, se desvanece mi romanticismo
crónico. Estoy en un punto en que no siento nostalgia por ningún antiguo amante,
ni echo de menos el “sentimiento” del momento.
Me gusta
que me admiren, que me llenen de palabras y detalles bonitos. Que me elogien y
me abracen. Me encanta sentirme deseada y atractiva, estar ansiosa por el
próximo encuentro furtivo. Llenarme de curiosidades y saber si este es el beso
que desatará la tormenta de pasión o más bien será el próximo? Se siente bien tener
a alguien pendiente e interesado, pero ya estoy a pensando a corto plazo.
Me aburre pensar en el drama venidero, en los celos que siempre lo acompañan, en la angustia y el desespero. No quiero vivir el momento exacto
que empieza el desenamoramiento. Cuando la rutina y el conocimiento del otro,
es más grande que el deseo.
Sinceramente, no puedo decir que sé lo que quiero. Quiero estar en una relación, pero al mismo tiempo quiero
escapar de tener cualquier tipo de involucramiento sentimental con un “otro”. No quiero estar sola, pero tampoco quiero
conformidades. Quiero dependencia y amor propio. Quiero creer en el amor de telenovela, pero ya sé que no existe.
Nuevamente me
encuentro naufragando en el vasto y tumultuoso océano de mis sentimientos. Y lo único que logro
preguntarme, en medio de esta tempestad de cuestionarios es: ¿Será que la
decepción generalizada, ha terminado por matar cualquier deseo de intentar tener una
relación -amorosa- significativa?
Y al final, todo esto puede ser tan sólo mi egoísmo hablando. Después de todo, ¿Quién nunca ha deseado que lo amen loca y apasionadamente?
“A wise girl kisses
but doesn’t love, listens but doesn’t believe, and leaves before she is left.”
-Marilyn Monroe