verdad
Del lat. verĭtas, -ātis.
1. f. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.
2. f. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa.
3. f. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna.
Creo que ya logro entender un poco más la naturaleza mitómana del ser humano y esa insistente obsesión por <<tener>> siempre la verdad. No nos mintamos desde ya, todos queremos ser ¡poseedores de la verdad absoluta! Esa que más nos convenga claro, la que nos libere de las responsabilidades y nos otorgue el título de la razón, para darle tranquilidad a nuestra conciencia. Buscamos que la realidad <<oficial>> se nos acomode a nuestra situación, por eso el ser humano no se mosquea en modificarla en aras de que esto suceda. Y es que somos seres imaginativos desde el concebimiento mismo de nuestra existencia. Creamos mil realidades/fantasías desde que empezamos a tener conciencia (aunque yo me atrevería a sugerir que incluso desde antes), y a medida que vamos creciendo alternamos y cambiamos estas realidades según nuestra conveniencia. Ser mentirosos en mayor o menor medida, no está ligado ni a la madurez ni a los años de vida, pues somos mitómanos tercos hasta el último de nuestros días (aunque sigamos negando que es en efecto el último de nuestros días hasta que llega ese instante inevitable que lo contradice todo). No, esta está ligada a nuestra necesidad de callar en mayor o en menor medida, nuestra conciencia.
Las verdades que creamos y apropiamos como realidad de nuestra situación, nos ofrecen la comodidad de pensar que hicimos lo correcto, que nuestro comportamiento era el correcto y que la razón es nuestra por derecho. Nos volvemos autoritarios de la verdad. No en vano, la RAE define la <<verdad>> como conformidad de lo que se dice con lo que se sienteantes de describirla como la propiedad de una cosa (¿idea? ¿Pensamiento?) de mantenerse siempre estática, inmutable. ¿No les parece sencillamente hermoso? Nos entenderíamos mejor, si hiciéramos caso a lo que el diccionario nos describe sobre los conceptos que creemos absolutos. Al final, nosotros nos encargamos de que tan inmutables se vuelvan nuestras verdades, somníferos adictivos para adormecer nuestra mente en las noches cuando estamos solos.
¡Y esta es la verdad de la realidad, he dicho!