domingo, 17 de abril de 2011

El Descanso

Me preserva el fuego de la pasión, pero continuaré adelante con esta ofensa que constituye proponernos una amistad. 
Maria Fernanda Aguirre.

Quiero comenzar citando a una gran amiga mía. Por dios! Como nos volvemos de aburridos cuando nos volvemos monotemáticos! Aunque debo decir que disfruto mis momentos de lucidez, es un dolor amargo, pero la racionalidad no viene sola. No sé si se han visto esa película Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos, pero que buena idea esa. Creo que nunca ha habido un tema tan reciclado como el amor, y es absurdo como te afecta y te enloquece lentamente. Pero por eso mismo se necesita un descanso, un verdadero descanso de todo, y como soy aun cobarde y no soy capaz de eliminar todo contacto a quemarropa, aquí viene el segundo paso para de-exorcizarme del amor: El Descanso. El alejamiento total de la realidad como la conocemos: cero celulares, internet! Solamente tú, un buen libro y tu mente. No necesitas más, solo volverte un poco narcisista y robarle una sonrisa a algún extraño de tanto en tanto. Así que os dejo queridos lectores, descansare por una larga semana de mi misma (porque es agotador) y disfrutare del bello arte del descanso. Y me probare a mí misma que es posible. Los dejo con una bella frase y una imagen sobre una de las escenas más hermosas que puede ofrecer el cine: el final de Muerte en Venecia.

-"Se detuvo otra vez, para contemplar el horizonte. Y de repente, como bajo el impulso de un recuerdo, volvió el busto, con una mano en la cadera, en hermoso ademán de girar, sin cambiar de postura, por encima del hombro miró hacia la orilla. (...) Pero se le antojaba que aquel amable y pálido psicagogo, le sonreía a lo lejos, le hacía señas; que, separando la mano de la cadera, le señalaba el infinito, y que se adelantaba flotando hacia el futuro monstruoso, preñado de promesa. Y, como tantas veces, se dispuso a seguirle."
- Thomas Mann


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