Eso de que te fuercen a vivir en el mundo
real, no es de caballeros ni de damas. Eso de que poco a poco veas tu sueño de
convertirte en pirata y navegar los siete mares cada vez más lejos, por culpa
de la dura mirada de la realidad, no es de héroes. De que cada vez sea más
difícil encontrar hadas en las praderas y gnomos viviendo en los bosques, eso
no es de valientes.
¿Qué pasó con la idea de vivir cuentos de hadas y aventuras
en la tierra de nunca jamás? ¿De pelear contra ciclopes y sobrevivir a las
sirenas? Todo eso quedo reducido a cuentos por autoría de quiénes profesan
fanáticamente la realidad.
Si la misma realidad dio cavidad para que existieran
estás historias, ¿quiénes son ustedes para promulgar una profecía marginada y
limitada? ¿Por qué nos obligan a vivir en una rutina controlada por tiempos y
horarios? Yo me pregunto, ¿Dónde
quedó el espacio para viajar en a la luna sin necesidad de cohetes? ¿De volar
con polvo de hadas y pelear con dragones? Ya todo eso sólo lo encontramos en bestsellers
y súper producciones cinematográficas. La gente ha contamina el color de la
mente por cenizas grisientas. Y no hay ningún logro en eso.
Me asusta pensar que cada vez se me
dificulta más encontrar la mágia detrás de las cosas, por la gran polución de
responsabilidades y deberes que rodea el mundo adulto. Pero me he prometido a mi misma, resistir hasta mi último aliento y nunca abandonar mi verdadero ser.
Ilustración por Linn Olofsdotter