Pero pasaron
los años y aprendí –primero- a soportarte. Luego, te acepte y nos volvimos rivales. Hubo inclusive,
una época en que podría decirse que hasta te amé y agradecí tu intromisión en
mi vida. Ya al final, simplemente te respeté y te entregué el reconocimiento que
te merecías.
Pero aún
así, a pesar de las guerras y el drama, el absoluto drama, me siento vencida. Yo sólo te pedí una cosa realmente…
una cosa que nunca fuiste capaz de dármela, aunque yo la busqué y busqué. Yo sólo buscaba, realmente, la amistad. Una amistad de cómplices y verdadera. Una amistad de secretos y compañías.
Una amistad que durara la vida entera. En cambio, me diste otras cosas que en
su momento no entendía, y que al final las tomé como otra más de las amargas enseñanzas de la vida.
Pude ser
yo, lo más probable es que fui yo. La chica extraña y awkward, que no se sabía
si era tímida o sencillamente odiosa. La rara e inmadura, la de gustos ajenos y
mirada elevada. La que no concordaba con el modelo impuesto, la “del otro lado,”
la exageradamente sentimental y con risa bullosa, si es que la escuchabas.
Pero me
cansé. Me cansé de la ingratitud y la hipocresía. De la “manoseada” sentimental
y el ridículo pensamiento de querer manipularme de una u otra manera. Del mismo
modelo de gente que me entregabas, sin importar su género, estrato,
personalidad o físico. Pero sobretodo,
del insoportable sentimiento de traición que me dejaste en la boca.
Llegué a
este lugar sin esperar nada, y salí con más de lo que hubiera querido tener. Gracias
por haberme forzado a crecer y por las pocas personas que hicieron la
excepción. Pero no quiero volver. Quiero un poco más de transparencia y
gratitud. Quiero más risas y menos
arrepentimientos. Quiero conocer más personas y olvidar un montón de otras. Quiero
un lugar que no me repela como un virus extraño, y me acepte como soy, sin
condiciones ni excepciones. Quiero saber que hay algo más allá, para poder compartirlo
con las personas que realmente valen la pena.
En todo caso, no quiero más de esto que -aparentemente- solo me das.