Las excusas siempre sonaran a eso, a excusas. Por más que las adornes, por más que niegues su origen, no se puede esconder la esencia de la excusa. Ah qué maravilla, el momento que empiezan a nacer en una relación cualquiera, a través de lo que aparentemente llamamos “comunicación”, cuando es hablar sin comunicar nada realmente. Hay bocas que hablan y hablan, pero en el fondo nunca te dicen nada. Hay otras que nunca hablan pero te dicen todo. Hay otras que quisieras nunca hubieran dicho nada o hablado nada. Recuerdo el momento del éxtasis, el nido cómodo de la ignorancia y la ingenuidad, el calor de tus brazos -todo destruido en segundos por el frio de tus palabras, miedos no pronunciados... excusas al fin y al cabo.
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