“Algún día en cualquier
parte,
en cualquier lugar
indefectiblemente te encontrarás a ti mismo,
y ésa, sólo ésa,
puede ser la más
feliz
o la más amarga de tus horas.”
-P. Neruda
Hecho: Es
complicado vivir con personas. Es complicado manejar sus estados de ánimo (más
el tuyo). Es complicado lidiar con los demás. La convivencia puede ser la matriz
de los asesinos…en serie. El entender al otro va más allá del entendimiento de
un cerebro humano, aun más complicado resulta entenderte a ti mismo. Al final sos
vos contra el mundo. Al final, eres vos el que pierde confianzas, rebela
mentiras, pierde peleas, se seca las lágrimas. Al final, eres tú al que te
debes enfrentar.
Y aun así, que
insoportable es cuando nos encontramos completamente solos. Porque la soledad
nos obliga a juzgarnos, a enfrentarnos. Buscamos compañía no por eso, si no por
razones más egoístas, la buscamos para no tener que lidiar con nosotros mismos.
Es más fácil esconderse detrás de la ira, es mejor ser cobarde por medio de los
celos, es últimamente conveniente siempre
culpar al otro de nuestras inseguridades y nuestros miedos. Es más cómodo
refugiarse detrás de un “si no me quieres como soy, entonces vete”, cuando somos
nosotros mismos quienes buscamos escaparnos de ese como soy. Es infinitamente beneficioso el ver a los otros
preocuparse por uno, que tomar en nuestras manos esa ardua tarea. Es estorboso
la idea de tener que convivir con uno mismo, ahora que otro tenga que lidiar
con nuestra existencia... es hasta normal (y justificable!) que se generen
conflictos al tener que aguantarse además, la existencia de un -otro-.
Está no es más
que una simple realización, mas no una confesión, ni mucho menos una
reivindicación. Simplemente es, y no dejará de ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario